Una mañana en Antofagasta
Hoy estuve una mañana en antofagasta haciendo un taller de planes de negocio con un pequeño grupo de empresarios pequeños - medianos de la ciudad. Empresarios locales y practicos. Eran 12..y, luego de superada mi habitual timidez en estos casos, hice que los empresarios escribieran y ejercitaran conceptos clave en un plan de negocios (mas que hablar yo todo el rato, lo que sería una lata). En las conversaciones que surgieron pude advertir en un par de ellos una sensacion de resignacion frente a su situacion, sobre todo con el financiamiento de sus operaciones de corto plazo donde sus grandes clientes se demoran una eternidad en pagar mientras que sus (tambien grandes) proveedores les exigen un maximo de 30 dias.
En finanzas esto se denomina el ciclo de conversión de efectivo (CCE, que un practico empresario llamo una vez eje de pagos, termino que prefiero usar en honor a la dura practica). Suena hasta elegante. Claro que distinto es leerlo en un libro, a verlo corporizado en el dolor de este pyme, distinto a ello es tambien sentir en carne propia la trituradora financiera de clientes que pagan harto mas tarde de lo que piden los proveedores.
De pronto me acorde del llamado llanto de la PyME...y de la inconfundible frescura de los emprendimientos, en el buen sentido de la palabra.
Sin duda muchos de los emprendimientos que nacen nunca van a superar este dolor y los menos (o mas) afortunados sucumbiran, como aquellas crias de tortuga que dejadas al mar mueren 9 de cada 10 en una calida tarde de verano. Es la promesa de la nueva vida la que mueve a los emprendedores a no preocuparse de estos oscuros y letales detalles como el CCE que atormentan a los siempre sobrevivientes empresarios como los que vi en antofagasta. Detalles que tenemos que recordar a los emprendedores antes que se hagan a la mar.